jueves, 6 de agosto de 2009

Estival


Esta es una entrada cursi y medio ñoña. La programación habitual regresa la próxima semana. Saludos a todos.

Los gringos y Hollywood nos han regalado varios estereotipos imposibles de llenar: la amistad entrañable que dura para siempre entre dos opuestos (un niño y un extraterrestre, por ejemplo), el novio perfecto que se arrodilla en el momento perfecto a darnos un anillo perfecto para la boda perfecta, el viaje-que-cambia-todo (de preferencia a Europa o a un país subdesarrollado) y también el cuento del verano definitivo, trascendental. Canal 5 ayuda a vendernos la idea, con sus incesantes repeticiones de la película esa de la banda de niñitos sucios que juegan beis y uno se llama Alfalfa y tiene el pelo gracioso y que narra alguien en primera persona...

Tal vez por eso, así como las Barbies arruinaron para siempre mi percepción de cuánta ropa debe una tener, los veranos suelen traer consigo una gran carga de decepción para mi. Mi familia no hace muchos viajes. Ni normales ni de-los-que-cambian-todo ( ir a Progreso o puertos aledaños pierde toda relevancia cuando una vive en Mérida). Generalmente toda emoción es producida según mi estado de empleo y el tener o no amigas en la ciudad (ellas sí que son afectas a irse por ahí a encontrar su alma). Ayer debí estar en un avión rumbo a Toronto, pero no sucedió.

En general, ningún plan hecho con más de una semana de anticipación se ha llevado a cabo con éxito . Todo lo inesperado, todo lo extraño y todo lo semi-imposible ha sucedido. Me molestó. El año pasado fue mi verano deprimente, pensé. Me negué a tener uno más. Me acerqué peligrosamente a la auto compasión (me hundí en ella algunos días, también) y, como siempre, me paralicé ante lo desconocido.

Pero es que en verdad estos casi tres meses van a cambiar mi vida. El próximo verano seré una Licenciada en Comunicación con Problemas De Gente Adulta y Salario De Gente Pobre. Mientras sentía el sol llegar sin compasión a mi piel con propensión al cáncer, el viento en mi pelo lleno de productos químicos y el mar en mis pies sin pedicure pensaba en lo que viene...en las enormes, intimidantes puertas abiertas que me esperan. En las miles, millones, de cosas inesperadas, extrañas y semi imposibles que están todavía por suceder.

En cómo he aprendido a desvestirme de mi neurosis de vez en cuando y vivir sólo para los momentos de simple y llana alegría, esos que no tienen que suceder en un país emergente o en una ciudad milenaria. En cómo poco a poco acepto que la gente no va a convertirse en lo que yo quiero que sean.

A final de cuentas, ya tengo Problemas de Gente Adulta (hace varios años que soy una, después de todo) y Salario de Gente Pobre y si lo que me asustaba era dejar de ser estudiante, las películas de Hollywood también dicen que uno nunca deja de aprender.

3 comentarios:

m dijo...

que lindo joe. laf iu.

Rous dijo...

Me encanto :)
Por que a diferencia de los cuentos de Hollywood, fue honesto, verdadero y real
pero al igual que lo cuentos de Hollywood
me inspiro a seguir un rato más adleante con una sonrisa en la cara.

Yo pudiera escribir un blog que fuera "How corny u can get"

María José dijo...

sólo las amigas de años comentaron en este post...no es algo súper bonito? yoni boba, ya entré a chismear en tu blog y es una cosa muy bonitaaaa, deberías continuar con él.

las quiero a las dos como quiero a MTV. <3