domingo, 20 de diciembre de 2009

Pero no sé cuánta gente me persigue...

"No matter who you are, no matter where you live, and no matter how many people are chasing you, what you don't read is often as important as what you do read". Lemony Snicket

Parece que el tema de este blog, de una forma u otra, es el tiempo. Si yo fuera una escritora de esas a las que les hacen entrevistas o sobre las que publican perfiles, dirían que es una de mis obsesiones y que aparece hasta en la sopa.

Desde niña me encantaron los relojes. Mi papá y mi abuelo tienen esa afición también y a veces creo que los tres, por ser primogénitos y llamarnos igual (María José/José María), estamos unidos por un lazo intangible de pequeñas neurosis e intereses. Así que me deleitaba en aquellos pequeños y hermosos instrumentos que pueden contener el tiempo.

Por eso, el verano de tercero de secundaria trabajé en la papelería de mi abuelo atendiendo a señoras histéricas y niños resignados, cargando libretas y aprendiendo sobre ética laboral. Todo para comprar un precioso Swatch Skin sin números, de carátula color oro viejo. Mi amiga Mariana todavía me recuerda aquella compra como la más absurda. Yo conservo el reloj (sin pila) y sigo maravillandome en la belleza de sus líneas.

El último que usé, un Calvin Klein que era más diseño que efectividad, finalmente perdió la batalla contra el uso rudo y mi incapacidad para quitármelo cuando me baño. Ya no tengo reloj. Como la mayoría de la gente, simplemente saco mi celular o miro la esquina derecha de la laptop para consultar la hora.

Me sorprendió lo rápido y fácil que fue deshacerme de un hábito tan arraigado. Fuera del inconveniente de que descubrí que no distingo entre derecha e izquierda si no uso algo en la muñeca, este nuevo estilo de vida no ha tenido mayor contratiempo (ja-ja).

Ahora Mariana vive en Canadá, tiene un trabajo de verdad y usa reloj.

Pero la obsesión con el tiempo no está en mi muñeca sino en mi esencia. Hago listas y conteos, analizo los cambios en mi vida y persona cada año, cada mes. Me coloco a mi misma en escenarios posibles; recorro una y otra vez los planes propios y ajenos tratando de poner los minutos de mi lado, esperando que todo cambie pero se quede igual. Feliz de que unas cosas se acaben, nostálgica por las que empiezan. Y viceversa, siempre y viceversa.

Siempre he valorado el tiempo que paso haciendo nada, pensando, leyendo, viendo reality shows. Le da a mi mente un respiro, un descanso de tanto sobreanalizar. Pero, cada vez más, parece que he agotado el tiempo de ocio que me correspondía. Cada vez más, el tiempo reclama su lugar como mi eterno obstáculo. No hay tiempo en esta vida para todo lo que quiero leer, ver, decir, escribir, aprender, bailar. Ni dormir. No hay suficiente tiempo en esta vida para dormir.

Hoy (Ayer) fui a las ruinas de Dzibilchaltun. Ahí el tiempo pasa distinto. Entiendo eso de que la vida de un humano es una mota de polvo, o menos, en el esquema del universo. Esas piedras van a seguir ahí cuando el tiempo se haya acabado para mí. Conocen más vidas de las que yo siquiera imagino.

Pero, ¿las conocen?. El tiempo humano es todo lo que nos importa, tal vez, porque no tenemos otra raza con la cual comparar impresiones. El tiempo humano es todo lo que tenemos para lograr entender algo...ALGO, lo que sea. Sólo queremos entender algo.

Y el tiempo, el tiempo sigue siendo insuficiente. Sigo tan confundida como cuando a los quince años creí que una maquinaria suiza perfecta haría alguna diferencia.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Alguna vez leí una descripción... no descripción, pero como explicación muy interesante, y un poco desglosada de espacio/tiempo.

Pero nunca terminé ese libro.
Kant no es para cualkiera, por lo que NO ES PARA MI, pero haré como Goethe (algún día) y lo estudiaré todos los días.

Hablando de Goethe, antier terminé de leer Fausto.


Kamaron.

María José dijo...

Seguramente el arte y la literatura tienen muchas preguntas al respecto. Y la filosofía más preguntas y una que otra respuesta...

Tal vez no es el tiempo lo que me obsesiona sino el PASO del tiempo y los cambios que trae.

Sospecho que si estudiara a Kant todos los días enloquecería en una semana.

Gracias por leer (Y COMENTAR!!), keim :)

Eduardo Huchin dijo...

La evolución del concepto del tiempo tiene un momento clave en la historia de la humanidad:
Cuando desechamos el concepto Tiempo-Espacio y lo sustituimos por el de Tiempo-Aire.

Carmen María dijo...

¡Los relojes! Tampoco los uso, pero me fascinan. El tiempo me gusta más, los periodos de tiempo, los aniversarios- Me gusta medir el tiempo porque es la única medida que se hace más con palabras, con nostalgias o con ilusiones, que con números.

Qué bien escribes, María José, un placer leerte de nuevo.

Anónimo dijo...

LOOOOOOOOOVE IT
asi wow :)

Rous