miércoles, 17 de septiembre de 2008

sólo para no dejar...

Estoy llegando de ver The diving bell and the butterfly, que ha pasado a ser una de mis películas favoritas, tanto por el fondo como por la forma. Ya la había visto, pero en DVD pq creí que nunca jamás llegaría a nuestras salas. Y llegó, pero toda sucia y con defectos de sonido. Pero ajá, el caso es que la vi otra vez.

Fui con mis papás, y mi mamá decidió meter comida en lugar de comprar la de ahi. Nuestras galletas y latas de refresco hacían muchísmo ruido y sentí que todos me odiaban. Pero luego sonaron dos celulares...y luego la gente platicaba. Ya saben, cosas de cine.

Y me pregunto si, a pesar de lo muy molestos que pueden llegar a ser, no son estos pequeños inconvenientes parte de ir al cine? Osea, es sólo la butaca y la pantalla gigante lo que nos lleva a ir? o tal vez el proceso social es igual de importante.

Sí, ya sé que hay gente que va sólo por el proceso social. Pero nosotros, los neuróticos, será que en serio disfrutaríamos de salas vacías?

Prometo una mejor entrada en estos días. Mañana tal vez..

ahhh! pd: isaac ya eres parte de mi lista de blogs, lo del feis definitivamente te dio puntos jajaja

1 comentario:

Concierto para cuatro cuerdas dijo...

acaso no era lo que fellini retrató en Roma?
esa ida dominical al cinema para sentir a toda la fauna del pueblo mirar a las mujeres más bellas. los olores. el pis. los gritos.

acaso del cinema no nació el cácaro?

bien por la comida en el bolso. pagar cincuenta pesos por unas palomitas... ni que ganara en euros.